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  • La idea de teor a tica que est ahora

    2018-10-25

    La idea de teoría ética que está ahora bajo escrutinio es la que Margaret Walker etiqueta como modelo teórico-jurídico. De acuerdo con Walker, los orígenes de esta concepción de la ética se remontan purchase Epoxomicin Henry Sidgwich, cuya carrera como profesor de la cátedra Knightsbridge de filosofía moral en Cambridge (1883–1900) marcó un cambio decisivo hacia la especialización académica y la profesionalización de la filosofía y de otras disciplinas en las universidades. Según Sidgwick, el trabajo de la ética o el estudio filosófico de la moralidad no era determinar la acción correcta o razonable para una situación en particular, sino “buscar un conocimiento general, preciso y sistemático de lo—correcto—y de lo que hace válidos los juicios”. Él consideraba que este proyecto era distinto a la ciencia en tanto que su tarea era formular leyes regulatorias más que explicativas, pero era científico en cuanto a su forma, puesto que buscaba un conocimiento general, preciso y sistemático por medio de un método guiado por exigencias desinteresadas de precisión, claridad y consistencia. Por lo tanto, Sidgwick definió lo que Walker denomina “la idea de un núcleo puro de conocimiento en el corazón de la moralidad”, núcleo que excluía tanto las contribuciones empíricas de las ciencias sociales como las consideraciones de la ubicación histórica y cultural de nuestras perspectivas morales (Walker 1997: 35). Él fecundó la idea de la teoría ética como: En la tradición filosófica que surge con Sidgwick, el objetivo de la ética es descubrir/construir, probar, comparar y refinar las teorías éticas, y la capacidad moral del individuo se describe como una especie de teoría que está al interior de él. La ética es jurídica en tanto que construye teorías que producen veredictos sobre problemas prácticos específicos y en tanto que adjudica teorías para su adecuación (lógica y epistemológica) (Walker 1997: 37). La definición que da Sidgwick de la ética pone en evidencia que en su opinión la justificación era central para la teoría ética, aunque más adelante modificaría su postura. Sus sucesores conservaron este enfoque epistemológico, pero desarrollaron un enfoque distintivo para abordar los cuestionamientos de su predecesor. La obra Principia Ethica de G. E. Moore, publicada en 1903, es considerada la introductora del giro lingüístico a la teoría ética, pues aleja la atención filosófica de la consideración explícita de las cuestionas normativas y la fija en el lenguaje y la lógica de la ética. Moore y sus herederos interpretaron su proyecto de analizar el lenguaje y la lógica éticos en términos reminiscentes de Sidgwick. Para ello, se dedicaron a C value buscar un conocimiento general y sistemático de los conceptos morales por medio de un cuestionamiento desinteresado, claro y cuidadoso de los usos del lenguaje moral. Al descartar la mayoría de los hechos sociales por considerarlos irrelevantes e incluir hechos sobre las situaciones sociales de quienes usaban el lenguaje bajo su escrutinio, buscaban descubrir verdades éticas universales, asumiendo aparentemente que los conceptos implícitos en nuestro lenguaje moral eran transhistóricos y transculturales. Aunque se esperaba que los análisis metaéticos fueran imparciales y desapasionados, muchos filósofos confiaban en que pudieran generar conclusiones teóricas sustanciales. Moore creía que determinar el significado de lo bueno revelaría qué era aquello intrínsecamente bueno, mientras que R. M. Hare afirmaba que su análisis de El lenguaje de la moral (1952) escarbaba en los principios fundamentales de lo correcto. Aunque el término ética aplicada suele seguirse usando para hacer alusión al pensamiento sobre los cuestionamientos morales prácticos, durante la segunda mitad del siglo xx se ha ido erosionando de forma constante la concepción de la teoría ética como un producto de la razón (más o menos) pura aplicable a cuestiones prácticas. La firmeza de este modelo deductivista se fue debilitando incluso en las primeras obras de John Rawls, a quién muchos consideran el teórico ético del siglo xx por excelencia. Su concepto de equilibrio reflexivo, el cual se alcanza al sopesar los principios generales y los juicios morales con la apertura para modificar cualquiera de los dos, ejemplifica un modelo de razonamiento moral que no privilegia la teoría por encima de la intuición. En su obra más reciente, Rawls devalúa aún más el estatus de la teoría ética al abandonar el ideal del punto arquimédico y sustituir la noción del consenso entrecruzado de una comunidad en particular sobre la justicia. Asimismo, otros filósofos han planteado desafíos adicionales a la concepción de Sidgwick de la teoría ética. Por ejemplo, Walker señala que: